Sunday, April 06, 2008

Hotel de 5 estrellas

Rumanos, búlgaros, polacos, españoles, latinos, africanos. Suena como a la clientela que a todo 5 estrellas le gustaría tener y que algunos la llegan a tener. Este lugar, divido en dos partes: una para hombres la otra para mujeres. Cuenta con baños, regaderas, servicio de limpieza, salubridad, guardaropa, desayuno y cena incluídos. Abre todos los inviernos y puede alojar en sus instalaciones hasta 50 huéspedes: hombres y mujeres. Cuenta con una vista muy linda al Palacio Real. Y lo mejor de todo: no cuesta. Sí, no hay que pagar nada por noche. Uno se forma en la cola hasta que empiecen a abrir puertas y si se llega temprano: bingo! Ya aseguraste tu tarjeta para alojarte ahí 7 días gratis. Cualquiera pensaría que estoy describiendo un hotel, hostal o algo similar. Bueno, algo similar lo es. No es ningún hotel, tampoco hostal u otra cosa. Hablo nada más y nada menos del refugio para vagabundos "Mayorales" en Madrid, España. Aquí tuve la fortuna de alojarme por 4 días en mi estancia como vagabunda en esta ciudad ( y digo fortuna, porque no es fácil conseguir alojamiento en este lugar ni como menesteroso ). Al principio, hay que esperar más de una hora y media para poder recibir una tarjeta de alojo. Afuera hay muchísimas personas que quieren pasar la noche ahí, igual que yo. Muchos desempleados que no tienen para pagarse un cuarto, borrachines que no saben hacer nada más que empinar el codo, extranjeros que ganan muy poco y/o tampoco tienen trabajo y menos un lugar donde dormir. También turistas que sólo quieren ahorrarse una lana por un par de días. Los que tenemos tarjeta pasamos primero, esperamos un poco antes de pasar al comedor donde se sirve una cena sencilla comprendida de una torta de salamí, jamón de pavo y/o queso, un café de calcetín, un caldo insípido, un paquete de galletas Marías y una fruta. Para muchos un majar, quizás la única comida descente que durante el día pueden tener. Hay una tele encendida, pero nadie le presta atención. Todos comen desesperados. Se miran las caras y/o platican unos con otros. También nunca falta quien empiece una bronca. Pero los chicos de seguridad calman esos ánimos tan caldeados.

Después de la consabida cena hay que volver a esperar hasta las 10:30 – 11:00 p.m. Para poder pasar al lugar donde pasaremos la noche. Las chicas de seguridad son muy simpáticas y les guata platicar con los inquilinos. Esta parte del albergue es grande: hay 15 literas a lo largo de este cuarto. Atrás se encuentran los baños: hay 3 regaderas, 4 escusados y 5 lavamanos. Las que quieren lavar su única pieza de vestir, reciben un vaso con jabón líquido y muchas lavan sus trapitos ahí. Hay mucho ajetreo, pues la que no ha dormido ahí seguido pierde su lugar y su cama y cuando vuelve tienen que esperar a que le asignen una nueva. Hay que hacer las cama. Nos dan sábanas, cubrecamas, colchas, fundas para las almohadas y todo perfectamente limpio. Me recuerda a las barracas del ejército que alguna vez ví en las películas. No se puede dormir bien pues los de seguridad advierten que no hay que traer nada de valor y todos documentos importantes o el poco dinero que se traiga hay que esconderlo o traerlo siempre encima. Las bolsas de mano y otras cosas similares hay que tenerlos siempre a la vista. A las 12:00 se apagan todas las luces y muchas "inquilinas" ya están en la cama, durmiendo y/o intentando dormir. Yo miro el lugar despacio. Veo y escucho todo lo que pasa. Tengo miedo de quedarme dormida y que mis tiliches ya no esten donde los dejé. Mi bolsa está bajo la almohada, anarrada a los barrotes de la cabecera por si acaso....mis zapatos están en el perchero de arriba, también amarrados. No traje pijama. Duermo con la ropa puesta ( si algo pasa puedo salir corriendo sin problema ). Está obscuro y las vigilantes nos recuerdan que a las 7:30 de la mañana hay que salir y quien va a dormir seguido no debe olvidar su tarjeta. Nos dicen buenas noches. Pero yo no puedo dormir y ese era apenas mi primer día............

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